miércoles, 11 de marzo de 2015

...

He nacido de tus ojos,
de tu carta, de tu letra.
He nacido tan hermosa
porque sólo así me piensas.

Nada soy, nada es mi vida.
Sólo soy en tu conciencia.
Si mis días son tus días,
he crecido con tu esencia.

Modelaste mi mirada,
mis sentidos comprendiste;
abrazaste mis palabras.
Así soy, como me viste.

No pretendo ser muy grande.
Ni lo que espero me atañe.
Sólo soy, nada me importa,
mientras guarde en mi memora
El Amor. Sigo adelante.

(Algún día de 1996)



martes, 30 de diciembre de 2014

DESPUÉS DE TODO... ESPERANZA

Abrí los ojos y encontré ante mí, una puerta de madera, parcialmente estropeada (sería ya muy vieja). La abrí y penetré en una habitación completamente impersonal. Las paredes eran blancas, no había nota de color alguna que le proporcionase el sabor característico de su morador. El único signo privado, íntimo y personal era una fotografía. Sobre ella sonreía una niña; tal vez tuviese los ojos verdes; tal vez fuese rubia... Sin embargo, aquella foto no tenía color, hacía juego con el tono gris de aquella habitación.
La única vista al exterior era la que ofrecía una ventana que abría sus brazos sobre el ángulo izquierdo de la estancia; desde allí se divisaban los tejados monótonos y simétricos de numerosas casas; podía vislumbrarse un enjambre de seres diminutos, inofensivos desde aquella altura... Corrían imparables, incansables... Se dirigían a ningún lugar... Quizás...
Me volví hacia la habitación. El único mueble que rompía el ritmo continuo de los cuadros del parqué era una cama inmensa y deshecha. La almohada yacía en el suelo, arropada por la colcha que parecía hacerle una caricia... Unos calcetines colgaban de la lámpara que, de forma incesante, iluminaba la oscuridad reinante en este pequeño hábitat.
Seguí observando el lugar... Mientras mis ojos tropezaron con una montaña doliente de libros que soportaba, firme, los garabatos que alguien depositó en la pasta, en las hojas, en los conceptos... borrando, así, el tema, odioso, a estudiar para mañana...
Eché una ojeada al armario. Lo abrí y no encontré nada. Ni un libro, ni un jersey... Seis estanterías que clamaban un habitante, un inquilino silencioso... Aburrido... Que sonriese al abrirlo, que agrietase, estropease el barniz anciano... Lo cerré.
Volví a estar frente a esa puerta. En un instante me transportaría a una nueva sala. Quizá en ésta, la foto de una niña escupiría infinitas gamas de colores... Quizá en ésta, esa niña inmortal sería rubia... Tendría los ojos verdes y la cara sonrosada... Quizá en ésta, todo estaría endulzado bajo un fondo de color verde... Del color de la esperanza.

(Algún día de 1992)

                                             

... Poemilla sin importancia...

"Los recuerdos son gotitas
silenciosas, de coral;
que salpican nuestro rostro
sin, apenas, avisar;
que acarician sinuosos,
invisibles, sin hablar,
la página, ausente, que un día
sentí, triste, sollozar.
Los recuerdos son poemas
con trocitos de ilusión,
con pedazos de alegrías,
con el germen de un amor;
son semanas de agonía,
esperando, con pasión,
la sonrisa de unos labios
que un examen olvidó.
Los recuerdos son minutos,
que resuenan en mi voz,
que traspasan el presente
de un pasado que volvió;
que persiguen mis vivencias,
que se adentran con valor,
logrando abrir las secuencias
inmóviles, de mi dolor.
Los recuerdos son personas,
son sus voces, son su adiós,
son mañanas, son espesas
nieblas, sin un sabor.
Son palabras que navegan
por el mar de la razón,
que naufraga en la tormenta
de mi ahogado corazón.
Los recuerdos olvidados,
secuestrados, sin color,
tornaron nuevos y bellos,
tornaron con el valor
de un ayer, turbio y lejano,
de un mañana interrogado,
que llora por su pasado
sin saber que aún no nació."

(algún día de 1991)

                                                              



                                      

viernes, 24 de octubre de 2014

...

"Sale el sol, los rayos atraviesan
el sólido cristal de mi rutina, me
arañan los ojos, me nublan la memoria,
despiertan las torturas...

Sale el sol, pero es otoño y
sus rayos son débiles, su voz está
gastada y es mitigada por los gritos
obtusos de la gente...

Sale el sol, es lunes, son las nueve
de la mañana, me levanto y pregunto
al silencio: "¿Qué he de hacer este
día...? -La Nada, me responde...

Sale el sol, sostengo en brazos
mi apatía... me sonríe, me acaricia,
entre un sin fin de insultos, tan sólo
las lágrimas alivian mi impotencia...

Sale el sol, su voz me abre la ventana,
sus brazos me atraen, su calor me llama...
Un impulso insostenido me empuja y
salto...
Mi mente vuela, mi cuerpo es
libre. Muere...
... Saldrá el sol eternamente... Y no será otoño..."

(Un día, tal vez una tarde, de 1996...)



"Quise guardar todos mis sueños,
atesorar mis alegrías,
eliminar de mis recuerdos
lo que de oscuro me vestía.

Quise limar sus asperezas,
hacer verdad una mentira,
hacer olvidos mis tristezas.
Quise vivir mientras moría.

Quise pintar una sonrisa
en un pasado que me estorba
y devolver, como una sombra,
a mi niñez, toda su vida.

Quise guardar todos mis sueños
en un papel cuadriculado,
para tachar de un solo trazo
que nada soy, que nada tengo,
que no es verdad que tengo miedo,
que me negaron mil abrazos,
mil caricias y mil besos.

Quise guardar en un mañana
un pretérito imperfecto...
Me rompieron el cuaderno...
Se esfumó lo que soñaba..."

(17 de septiembre de 1996)



martes, 8 de abril de 2014

... Y tú mujer...


"Y tú mujer,
que lloras silenciosamente,
que avanzas cautelosamente,
que sientes imperceptiblemente,
que amas incansablemente,
que escuchas pacientemente,
que abrazas inocentemente,
que esperas constantemente,
que buscas remotamente,
que ansías serenamente...
... lo que es tuyo...
... Lo que siempre fue tuyo."

 (Invierno de 1988)

    

...Pensamientos...

"... En cierto modo, todo en su vida había transcurrido demasiado recto, con un aroma decadente y gastado. Sus días eran como antiguas sombras de una equivocada decisión, de un erróneo destino.

   Nada podía hacer para cambiarlo, estaba rodeada de valiosos precedentes que no cederían a su insignificante ser; a su debilitada conciencia, a su inútil pretensión.
 
   Por ello, todo venía a su mente, como un concepto prefijado, con un contenido predeterminado por algo externo a su conciencia; por algo ajeno a ella misma. Tal vez, lo había querido así, no rechazaba esa posibilidad; nunca osó negar tercamente aquel relleno de nada que ahogaba sus propios pensamientos; nunca preguntó al mundo el porqué de aquel esquema, el porqué de aquel edificio inmenso de prejuicios... La causa de la invalidez de lo imposible. Nunca osó preguntar el porqué, los porqué... Tampoco habrían contestado -ellos mismos eran víctimas de su inactividad- de una inactividad forzosa, que desembocó en una estructura desordenada, de cadáveres voluntarios que, tal vez, conformó la mal llamada raza humana, la base de una sociedad que se veía derrumbada con sus propios interrogantes, con sus propias negaciones a ser verdaderamente humana.

   En cierto modo, no tuvo más remedio que parecerse al mundo en el que le tocó en suerte vivir. Hubo de ser igual a las mentes que a su alrededor merodeaban; no le quedó otra salida que actuar eternamente igual a los demás monstruos que asustaban su mente abierta hacia un túnel azulado que su imaginación le enseñó a crear. En cierto modo y, después de todo, no sabía hacer otra cosa que aceptar."
                            (Invierno, quizá primavera, de 1988)